Reír a carcajada es reír de verdad, es reír con la
boca abierta, enseñando los dientes, estirando los labios, soltando todo el
aire de golpe, agarrándote el estómago de un dolor sano y travieso, con tu voz
resonando como un trueno, como el mar rugiendo con sus olas embravecidas, como
los gritos juguetones de un niño.
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